martes, 13 de noviembre de 2012



Y HUBO UNA VEZ UNA ALCALDESA QUE QUISO CAMBIAR LIMA Y LA LIMA CAMBIÓ A LA ALCALDESA





Hace pocos días me hicieron la pregunta de las últimas semanas: SI o NO a la famosa revocatoria. Antes de dar una opinión acelerada decidí reflexionar sobre qué implica este tipo de proceso. Primero tenía que dejar de lado los rechazos que tengo sobre la actual gestión, que considero improvisada y ineficiente. Por lo tanto, solo me enfocare en lo que repercutirá el darse la revocatoria.
Teniendo en cuenta que el costo del proceso de revocatoria ya nos está generando unos 48 mil aparte de otros 52 mil adicionales alrededor de este evento, que estaría sumando aproximadamente los 100 mil. Por otro lado, se tendrá un representante de turno por un periodo de 6 meses, el cual no tendría facultades ejecutivas sobre el presupuesto. Esto generará una paralización en las obras y gastos corrientes hasta que se haga el proceso de elección de la nueva gestión que tomara el mando municipal, teniendo este un período de aproximadamente un año y luego, sin más pensarlo, de nuevo a las urnas. Igual se dice que la Sra. Villarán no hace nada por trabajar en el municipio o su constante derroche en consultorías de la cual ya nos tiene acostumbrados, pero hay que tener en cuenta que se estaría paralizando las obras importantes que ya están en curso como las licitaciones de las nuevas rutas del Metropolitano y los proyectos de reorganización vehicular, donde también se cuenta con inversión privada. Se tendría un promedio de 500 mil por cada proyecto de ampliación de nuevas rutas, una suma considerable. La incertidumbre que genera este tipo de proceso hace que se piense si realmente sería importante invertir sin saber cómo se presentaría la próxima gestión.

Otro punto que destacar sería la destrucción de la autoridad institucional, donde se pierde el respeto a los órganos institucionales, la confianza a nuestros representantes elegidos por democracia “pues parece que pronto lo que representa nuestro voto no valdría nada”. La falta de viabilidad de este tipo de proceso se ha demostrado en casos ya anteriores en que no resolvería la problemática, sino complicaría la gestión en curso. En muchos casos no se produce la revocatoria, pero sí la desarticulación del organismo de gestión, como ya se ha visto en algunas localidades del Perú. Mucho tendría que ver también la poca información o casi nula que se tiene sobre este tipo de proceso, donde se hace un detallado de 41 personajes en forma de encuesta y del 100% solo se conoce el 2 o 3% de esta información, lo que a la larga va a significar poca respuesta de la ciudadanía. De no alcanzarse el objetivo adecuadamente ¿tendríamos a la misma alcaldesa pero sin regidores o los regidores sin alcaldesa? Quién podría adivinarlo y hasta marzo, con una sociedad tan vulnerable que tenemos, ese 60% a favor puede darnos una gran sorpresa y con lo único que nos encontraremos es con un gasto innecesario y nuestro valioso tiempo perdido.

Al final este arroz con mango, pasará hacer el famoso plato llamado cuatro sabores”

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