Y
HUBO UNA VEZ UNA ALCALDESA QUE QUISO CAMBIAR LIMA Y LA LIMA CAMBIÓ A
LA ALCALDESA
Hace pocos días me
hicieron la pregunta de las últimas semanas: SI o NO a la famosa
revocatoria. Antes de dar una opinión acelerada decidí reflexionar
sobre qué implica este tipo de proceso. Primero tenía que dejar de
lado los rechazos que tengo sobre la actual gestión, que considero
improvisada y ineficiente. Por lo tanto, solo me enfocare en lo que
repercutirá el darse la revocatoria.
Teniendo en cuenta que el
costo del proceso de revocatoria ya nos está generando unos 48 mil
aparte de otros 52 mil adicionales alrededor de este evento, que
estaría sumando aproximadamente los 100 mil. Por otro lado, se
tendrá un representante de turno por un periodo de 6 meses, el cual
no tendría facultades ejecutivas sobre el presupuesto. Esto generará
una paralización en las obras y gastos corrientes hasta que se haga
el proceso de elección de la nueva gestión que tomara el mando
municipal, teniendo este un período de aproximadamente un año y
luego, sin más pensarlo, de nuevo a las urnas. Igual se dice que la
Sra. Villarán no hace nada por trabajar en el municipio o su
constante derroche en consultorías de la cual ya nos tiene
acostumbrados, pero hay que tener en cuenta que se estaría
paralizando las obras importantes que ya están en curso como las
licitaciones de las nuevas rutas del Metropolitano y los proyectos de
reorganización vehicular, donde también se cuenta con inversión
privada. Se tendría un promedio de 500 mil por cada proyecto de
ampliación de nuevas rutas, una suma considerable. La incertidumbre
que genera este tipo de proceso hace que se piense si realmente sería
importante invertir sin saber cómo se presentaría la próxima
gestión.
Otro punto que destacar
sería la destrucción de la autoridad institucional, donde se pierde
el respeto a los órganos institucionales, la confianza a nuestros
representantes elegidos por democracia “pues parece que pronto lo
que representa nuestro voto no valdría nada”. La falta de
viabilidad de este tipo de proceso se ha demostrado en casos ya
anteriores en que no resolvería la problemática, sino complicaría
la gestión en curso. En muchos casos no se produce la revocatoria,
pero sí la desarticulación del organismo de gestión, como ya se ha
visto en algunas localidades del Perú. Mucho tendría que ver
también la poca información o casi nula que se tiene sobre este
tipo de proceso, donde se hace un detallado de 41 personajes en forma
de encuesta y del 100% solo se conoce el 2 o 3% de esta información,
lo que a la larga va a significar poca respuesta de la ciudadanía. De no alcanzarse el objetivo adecuadamente ¿tendríamos a la misma
alcaldesa pero sin regidores o los regidores sin alcaldesa? Quién
podría adivinarlo y hasta marzo, con una sociedad tan vulnerable que
tenemos, ese 60% a favor puede darnos una gran sorpresa y con lo
único que nos encontraremos es con un gasto innecesario y nuestro
valioso tiempo perdido.
“Al final este arroz
con mango, pasará hacer el famoso plato llamado cuatro sabores”
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