Les presento un buen artículo, sobre el crecimiento indiscriminado de edificios en zonas urbanas.
Escrito por:
Ricardo Yturbe López
Presidente de la Asociación Civil Vecinos y Consumidores, Director Ejecutivo del Centro Peruano para la Democracia. Especialista en temas municipales, tributarios, laborales, defensa del consumidor y de la políticas públicas.
Cuando
las Torres nacen como los Árboles:
Radiografía
de la Inoperancia, Ineficiencia, Inconsecuencia y Corrupción de las
Autoridades del Gobierno Central, Municipales y del Poder Judicial, a
partir del Caso de las Construcción de Edificios en Lima
Metropolitana
A
veces me pregunto por qué los “progres” limeñitos se rasgan
tanto las vestiduras por el agua, los espacios y los recursos
naturales de Cajamarca, Arequipa, Lambayeque, entre otros. Cuando no
son capaces de protestar y, en el caso de tener la gestión en la
mano, no hacer nada por casos tan cercanos a nuestra vida diaria,
como las imprentas en zonas residenciales, por los químicos que usan
y el polvillo del papel que cortan que terminan causando asma u otras
enfermedades en las vías respiratorías; o por el humo de las
panaderías. Pero el caso que pinta la incoherencia de esta gente,
por sobre todas las cosas, es la defensa del agua en Cajamarca, pero
no le dan un pito de importancia al agua en Lima.
Desde
el año 2003, en el País y, principalmente, en Lima se inicia una
ola de construcciones de edificios en concordancia con el lanzamiento
de programas “Mi Vivienda” y “Mi Techo” (por mencionar los
más emblemáticos); y al día de hoy Lima se encuentra infestado de
edificios. Me acuerdo que hace unos 5 años se abrió un debate entre
ingenieros civiles y arquitectos sobre el crecimiento de la ciudad,
en el que los segundos planteaban la idea del “Desarrollo Urbano
Sustentable” vs el “Desarrollo Material” de los primeros.
Al
final, y a juzgar por lo que veo en la ciudad, como va desapareciendo
las casas de amigos y familiares y en sus terrenos se levantan torres
que van desde los seis hasta los veinte pisos, ganaron los ingenieros
civiles. Y debe ser por que las grandes constructoras se alinearon en
defender la idea de éstos. Pero hasta acá no va faltar alguien que
me critique y me diga que la gente tiene derecho a una vivienda
digna, que para eso se trabaja, y me tildaría de loco. El problema
principal no es la estrategia de las constructoras, ellos hicieron
bien su trabajo, y convencieron a tres gobiernos que es importante en
impulsar estos programas de vivienda para la población, sino los
pocos reflejos y la incapacidad de las autoridades del Gobierno
Central y la Municipalidad de Lima, por un lado, la corrupción e
inoperancia de las Municipalidades Distritales y el Poder Judicial.
Hagamos
un ejercicio simple, imaginemos una casa de 300 metros cuadrados, en
donde residían diez personas hasta el 2005, y luego se levanta un
edificio de seis pisos, con sólo cuatro departamentos por piso, y
asumamos que sólo vive una pequeña familia de tres personas.
Entonces estamos hablando de setenta y dos personas, donde antes sólo
vivían diez. Es decir, se multiplico por siete la cantidad no sólo
de personas, sino de basura, residuos fecales y, sobretodo, el
consumo de agua.
La
infraestructura de saneamiento no ha podido crecer a la par con el
desarrollo material de la ciudad. La estructura de tuberías han
colapsado, sino cómo se explica los desbordes de los desagües que
se da a diario en la ciudad, y curiosamente, en las zonas en donde ha
proliferado la construcción de torres de mínimo quince pisos. Hasta
acá la responsabilidad es del Ejecutivo, en cabeza de SEDAPAL. Ojo,
no quiero dejar de mencionar el caso de Villa María del Triunfo, que
se trató de desgaste de tuberías que, en algunos casos, debieron
ser cambiados en veinticinco años, y han pasado cuarenta años sin
ser cambiadas, corroborando así lo antes mencionado. Ahora, díganme
si este no es un caso de contaminación en donde el comité limeño
de “Conga NO VA” debería estar interesado. Sin contar el hecho
que Lima es una ciudad con rasgos desérticos, es decir que el agua
será escasa, en no mucho tiempo, y la proliferación de estas
torres, no hace más que poner en evidencia la precario de nuestro
sistemas de desagüe y alcantarillado. Ergo, el agua se acabará y
nadie dice “Graña NO VA” “Odebrecht NO VA”, no dicen nada.
Sin
embargo, la construcción de edificios se lleva a cabo alegremente,
sin respetar los parámetros señalados en las normas de la
Municipalidad Metropolitana de Lima, que reglamentan la cantidad de
pisos máximos, de acuerdo a la zona. Vemos como en Distritos como
Lince, Jesús María, Pueblo Libre, Miraflores y Magdalena, en donde
existen zonas en las que sólo se puede construir máximos edificios
de seis pisos, levantan edificios de 20 pisos, sin ningún reparo,
obstruyendo la vista al paisaje, o el goce de luz natural (que
deviene en un caso ambiental). Pero vayamos más allá del caso
ambiental, en este caso existe una flagrante violación de normas que
ni la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) y sus iluminados
técnicos, se han dado la chamba de fiscalizar de oficio y dar cuenta
a las Municipalidades Distritales para que se cumpla con las normas
respectivas. Nota aparte: Muchos de esos iluminados y miembros de la
planilla de la MML, incluyendo regidores, pierden su tiempo metiendo
sus narices, en eventos contra el proyecto minero Conga en la Plaza
San Martín, en lugar de cumplir su trabajo y justificar su sueldo.
Y
bueno, ante la inoperancia de la MML, y como bien versa el dicho
“Cuando el gato sale, los ratones hacen fiesta”, los ratones de
las municipalidades distritales, hacen grandes negociados con
constructoras, o los mismos Alcaldes arman las suyas mediante
testaferros, para violar la Ordenanza Metropolitana que la MML no se
preocupa en hacer respetar, por estar protestando por Conga en la
Plaza San Martín.
Y
finalmente, ante la vulneración de sus derechos, los vecinos no
tienen otra opción, que acudir al Poder Judicial para plantear sus
acciones de amparo que en un Poder Judicial lento y con grandes
vistos de corrupción, hace dormir el sueño de los justos a sus
causas.
Como
podemos ver, el crecimiento de una ciudad depende no sólo de
construir desmedidamente, sino de que todo el sistema de gestión
pública y los poderes del estado crezcan y evolucionen de
conformidad a la necesidad de una ciudad moderna, con nuevas
necesidades. Por ejemplo, no sé qué tan necesario resulta que la
ciudad siga creciendo hacia arriba, si podría hacerlo
horizontalmente, y el estado podría impulsar medidas que incentiven
la migración hacía las afueras de Lima. Pero para ello, necesitamos
un Estado Central y Una Municipalidad Metropolitana que trabajen en
integrar la ciudad con las provincias, tendiendo carreteras que hagan
más rápido el viaje hacía las zonas comerciales de la ciudad, que
se trabaje en un transporte público que integre y conecte Lima con
las provincias aledañas, facilidades de acceso al crédito para
acceder a un vehículo. Estoy seguro si se suma el costo de una
vivienda en Mala y el costo de un carro del año, es mucho menor que
comprar un departamento de ochenta metros cuadrados en Pueblo Libre
que bordean los cien mil dólares americanos.
Pero
para todo ello necesitamos la voluntad política de nuestras
autoridades, y sobretodo que trabajen en función a una Lima moderna,
segura, e integrada. No como ahora que se trabaja contra el reloj y
un proceso de revocatoria.
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